top of page

Oda a la buena alimentación

Actualizado: 7 abr 2020

Artículo de opinión sobre el incremento del consumo de alimentos ultraprocesados


Me siento una privilegiada, y les voy a contar el porqué. Me siento una privilegiada porque desde que tengo uso de razón, mis padres me han alimentado con comida hecha en casa y con cariño, y han conseguido trasladarme esa mentalidad en mi día a día. Les digo esto porque hace un par de meses llegó a mis manos un informe llamado Food of the Nation elaborado por la consultora líder en paneles de consumo, Kantar, donde se decía que los españoles cada vez pisan menos las cocinas de sus casas.


El pasado año 2019, se dejaron de elaborar 41 millones de comidas y cenas en los hogares españoles, y esto no se debe a que se coma menos, sino a que han aparecido tantas alternativas a la cocina, que lo más sencillo es levantar el teléfono móvil, pedir algo y que te lo lleven a casa.


Qué cómodos nos estamos volviendo. Y no me malinterpreten, no digo que esto no esté bien hacerlo en ocasiones, pero en muchas familias se está volviendo una rutina peligrosa.


No hace falta pensar en restaurantes o en comida para llevar, simplemente analizando el consumo diario se puede observar estos malos hábitos. De desayuno, bollería. Para almorzar, un bocadillo del bar. A la hora de comer, un plato precocinado de Mercadona. De merienda unas rosquilletas de la máquina expendedora. Y para cenar, una pizza. ¿Dónde quedó el plato de lentejas caseras que con tanto amor preparaba mamá al llegar de la escuela? ¿Y el pescado al horno con verduritas para cenar?

Miro a mi alrededor y me da pena ver cómo la gente se lanza en plancha a los ultraprocesados. A mí para almorzar, mis padres me preparaban un bocadillo que disfrutaba como el mejor manjar del mundo. Ahora, les dan a sus hijos cuatro rosquillas de un euro cincuenta. Y la culpa se la echarán al tiempo, al trabajo o a lo que quieran echársela, con tal de no darse cuenta de que están tejiendo su propia tela de araña en la que van a quedarse enredados.


Obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, muerte prematura… Llámenme exagerada, yo les diré que lo consulten con un especialista para que se lo confirme. También les diré que observen sus basuras, ¿están llenas de envases? Si la respuesta es afirmativa, es el momento de plantearse un cambio.


A la vista está que tenemos uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, pero de nada sirve si desde casa no se previene. No todo lo tradicional es mejor, la tecnología ha traído sin duda muchos beneficios, pero no en lo que acontece a este tema.


Parémonos un momento a pensar en la alimentación con la que nos hemos criado, esa llamada de verdad, esa que tanto evoca a la infancia cuando vamos a comer los domingos a casa de nuestros padres. Queramos lo mismo para nuestros hijos. Seamos su ejemplo a seguir, y ellos el de otras personas. Eduquémoslos no solo en matemáticas, lengua o historia, también en términos de alimentación. Si no, me temo que las cocinas del futuro solo serán una exposición propia del British Museum de Londres, un bonito recuerdo de lo que fue y ya no es.


Comentários


suscríbete 

¿Quieres introducirte de pleno en

este mundo conmigo?

  • Negro Facebook Icono
  • Negro del icono de YouTube
  • Negro del icono de Spotify

© 2023 by Salt & Pepper. Proudly created with Wix.com

bottom of page